lunes, 19 de noviembre de 2007

De cómo pollo frito


Buscando 'crápula' en el diccionario me he dado cuenta de que la tercera acepción (“hombre de vida licenciosa”, y licencioso: libre, atrevido, disoluto) podría ser un buen acercamiento a lo que me siento de trasfondo, aunque finalmente no sea ni tan albedrioso ni tan atrevido y esté más bien precipitado. Al fin y al cabo, crápula suena a mierda.


Mucilaginosos y mucilaginosas, en verdad os digo que ver las audiencias el domingo en la antepenúltima página de EL PAÍS (antiguo -diario independiente de la mañana-) me produce gran pesadumbre; y es que Escenas de Matrimonio no es sólo el programa más visto una vez o dos, sino que sus 5 capítulos semanales copan los puestos más altos del Top Ten televisivo. Esto, junto con otras maravillas del audiovisual como Hospital Central.


Comentando esto no pretendo hablar de tele en este blog por siempre jamás (y que Dios me perdone por siquiera decirlo), sino mencionar lo estupidesco de nuestra sociedad hespañola.


He estado un segundo y parte de otro pensando el porqué de esto, e incluso pensando algún chiste al respecto, pero la verdad es que es tan poco sustancial y tan simpluzco como el hecho de abrir la boca al mirar hacia arriba.

Las personas somos así, simples por naturaleza, y complicantes por costumbre.





Homos Españolensis, mañana es 20 de Noviembre (-los meses con mayúscula al poder-), la conmemoración de la muerte de uno de los mayores vómitos jamás existidos y poco mayor que Pepa y Avelino.

Mañana levantad un puño al cielo y 'perjurad, que algo queda'.


Porque ser facha, es tan de fachas.





Y sí, me invento muchas palabras, acostumbraos.




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Miguelañez